Cómo era la realidad educativa en abril de 1931?
“La República no pretende solo levantar las paredes de una Escuela: aspira a dar a la Escuela un alma. Con esta reforma, que es a la vez social, cultural y económica, la República tiene la convicción de formar, independizar, sostener y fortalecer el alma del Maestro con el fin de que sea el alma de la Escuela”. – Plan Profesional de Maestros 1931
Cuando llegó al poder el gobierno de la Segunda República en 1931 se encontró con un país sumido en una grave crisis económica que, por supuesto, afectaba a la realidad educativa del país. Existía un fuerte déficit en cuanto a los recursos estructurales, humanos y materiales a todos los niveles de la educación. No solo había una gran falta de maestros, sino también una oferta educativa que carecía de calidad.
Con este escenario se puede entender la necesidad de una reforma educativa por parte del recién llegado gobierno republicano en 1931. Esta reforma educativa viene por necesidad e influída por diferentes intelectuales de la época como Antonio Machado, José Ortega y Gasset, y Federico García Lorca, entre otros. También, se tuvieron en cuenta algunos de los preceptos ideológicos de la Institución Libre de Enseñanza (ILE), como, por ejemplo, el acercamiento de la cultura y la educación al mayor porcentaje de población posible.
La reforma educativa
A su llegada al poder en 1931 el gobierno republicano se encontró con un país analfabeto (40% de la población total), hambriento, pobre y con un sistema escolar deficiente. La educación no solo fue clave sino la piedra angular de la República ya que para poder aspirar a un gobierno democrático se necesitaba un pueblo alfabetizado.
¿Qué decía la nueva Constitución sobre la educación?
La Constitución de 1931 en su artículo 48 recoge los principios fundamentales de la Escuela Republicana: “Una escuela pública, unificada y laica”.
“Urgía crear escuelas, pero urgía más crear maestros, urgía dotar a la escuela de los medios para que cumpliera su función social que le está encomendada, pero urgía más capacitar al maestro…”- Preámbulo Plan Profesional 1931
En base a estos tres importantes pilares y para emprender esta labor educadora se llevaron a cabo una serie de medidas. Algunas de ellas fueron:
- Dotar al país de nuevos centros educativos de diversos niveles
- incrementar el número de maestros y profesores y mejorar sus salarios
- elaborar un Plan Profesional de Maestros
- diseñar nuevos planes de estudio
- crear nuevas bibliotecas
- crear un sistema coeducativo
- establecer el laicismo de las escuelas
- iniciar una campaña de alfabetización de adultos
- acercar la cultura a la población más rural y a los pueblos
Se empezó a tejer un sistema educativo que puso énfasis en el alumno, lo hizo protagonista de las clases y de su formación. Este tipo de educación se inspiró en el sistema pedagógico de la Institución Libre de Enseñanza, cuya base primordial era el principio de “reverencia máxima que al niño se debe” que fue el soporte intelectual en el cual se basaron muchas de las reformas. Se formó el primer Consejo de Instrucción Pública cuyo presidente fue Miguel de Unamuno.
Misiones Pedagógicas
Desde el momento de su instauración, en abril de 1931, los gobernantes de la Segunda república española tuvieron como uno de sus primeros objetivos la difusión de la cultura, con la cual esperaban trasformar a los españoles, convirtiéndolos en ciudadanos conscientes de poseer una identidad común.
Uno de los proyectos culturales de la Segunda República fue las Misiones Pedagógicas, formadas por personas que acercaban la cultura a los pequeños núcleos rurales más abandonados, promoviendo representaciones teatrales, coros, museos ambulantes, cines, bibliotecas ambulantes y divulgando técnicas sanitarias y agrarias. Además, repartían colecciones de libros en las escuelas e incluso prestaban libros a los habitantes de los pueblos y aldeas.
Como señala el historiador de Educación, Pedro Moreno:
“Las Misiones Pedagógicas nacían como un medio, a través de la educación no formal y la difusión cultural, para favorecer la equidad, la justicia social, la modernización, la democratización y la noción de ciudadanía, acabar con el aislamiento del mundo rural y favorecer la comunicación entre las ciudades y las aldeas, así como apoyar y contribuir a la mejora y al reconocimiento social de la labor del maestro y la escuela de la España más olvidada, la España rural.”
También se llevaron a cabo experimentos de socialización de la cultura en medios rurales y obreros, como los emprendidos por grupos teatrales universitarios como La Barraca, dirigido por Federico García Lorca. Estas misiones pedagógicas fueron la muestra más clara de ese «tiempo de la gran ilusión», que representaron los primeros meses republicanos. El poeta Luis Cernuda, coordinaba el Servicio de la Biblioteca. Este servicio sirvió para la creación de 5522 bibliotecas y la realización de 44 «misiones» a las zonas más deprimidas de España.
Los objetivos de las Misiones abarcaban tres aspectos:
- El fomento de la cultura general a través de la creación de bibliotecas fijas y ambulantes.
- La recuperación de la tradición cultural española mediante los procesos de alfabetización de las zonas más desfavorecidas y de transmisión de los clásicos españoles
- El entrenamiento y la orientación pedagógicos a los maestros de escuelas rurales
- La educación ciudadana a fin de hacer comprensibles los principios de un Gobierno democrático a través de charlas y reuniones públicas. Se crearon Universidades Populares, la cuales eran centros de difusión de los saberes, científicos y humanísticos, y lugares de encuentro y convivencia entre estudiantes, jóvenes licenciados y trabajadores.